Comer o ser comido, buscar pareja, nidificar, defender las crías, camuflarse, volar, trepar, correr, saltar... mirando con atención a la Naturaleza vemos que la vida burbujea activamente como si estuviera en ebullición.
Daniel Morcillo
Licenciado en Biología Profesor de secundaria Realizador de documentales Fotógrafo de naturaleza y activista pro-vida.
Éste que tenéis aquí es un carricero común, Acrocephalus scirpaceus. Se golpeó contra un cristal del comedor del colegio y se quedó inmóvil en el suelo, a merced de cualquier gato... o alumno. Cuando ocurre algo así, si los daños no han sido graves, se puede recuperar al pajarillo dejándolo reposar en una cajita en un lugar tranquilo. Si todo va bien, en un par de horas estará como nuevo, como le ocurrió a nuestro protagonista que pudo ser liberado sin problemas.
Este año, en mi tradicional charla en el Club Vasco de Camping durante las jornadas de ornitología para conmemorar el Día de las Aves, he hablado de cómo convertir en ciencia nuestras observaciones de campo. He procurado que no se me vaya la mano hablando de gráficas y estadísticas, y he salpicado la exposición con algunos vídeos propios. Y como de costumbre, me he grabado, así que si no pudisteis asistir ahora no hay excusa. ¡Que la disfrutéis!
La manera más sencilla de atraer a los pájaros a nuestro jardín, ventana o balcón es con comida. Y a parte de esparcir unas miguitas de pan no se me ocurre un comedero más fácil que éste: el collar de cacahuetes. No necesitamos más que unos cacahuetes, una barrenadora de mano para perforar la cáscara y aguja e hilo para ensartarlos. Los visitantes más frecuentes serán los carboneros y los herrerillos, a los que les encanta hacer piruetas para comer. Y tarde o temprano los gorriones acabarán aprendiendo a hacer lo mismo. De todas maneras, cuando empiece la primavera y el buen tiempo es bueno dejar de suministrar comida a las aves para evitar dependencia.
En el vídeo os muestro cómo hacer este comedero y el efecto final:
Por séptimo año consecutivo he sido invitado a dar una charla en las Jornadas Ornitológicas que el Club Vasco de Camping y Ugatza organizan para conmemorar el Día de las Aves convocado por BirdLife International. Esta vez he hablado sobre el huevo, y ya veréis que es un tema que da para mucho. Espero que os guste:
Aproximadamente cada año y medio se puede ver un eclipse total de sol desde algún lugar del mundo, como sucedió el pasado 21 de Agosto en Estados Unidos. Y gracias a los radares y a plataformas digitales basadas en redes sociales como eBird se puede estudiar el comportamiento animal a gran escala cuando se dan estos eclipses. En el artículo What Do Birds During a Total Eclipse? se resumen los datos recogidos por los radares y por 1.350 observadores de pájaros. En general, se comprobó que las aves insectívoras que se alimentan en vuelo como golondrinas y similares, descendieron y llegaron a posarse como si se dispusieran a dormir. Algo parecido ocurrió con otras especies de aves que se agrupan en dormideros: lo hicieron a mediodía. U otras que se reúnen cuando se disponen a emigrar lo hicieron durante el eclipse. Pero tan pronto como el eclipse finalizó, las aves volvieron a comportarse con normalidad.
Anoche, después de ver en la tele el emocionante partido entre el Celta de Vigo y el Girona que acabó con empate a 3, oí un repetido golpeteo y revoloteo en el cristal de nuestro salón. Salí a la terraza y recogí este pequeño pajarito de cabeza apuntada y pico muy largo que trataba desesperadamente de entrar en nuestra casa, supongo que atraído por la luz. Le hice unas fotos y lo liberé en el seto de hiedra para que se cobijara, pero se dio la vuelta y, esquivándome, se coló por el pequeño espacio que dejaba la puerta entreabierta. El pobre pajarillo se dio varios porrazos contra el techo antes de que pudiera cogerlo, así que en lugar de soltarlo de nuevo lo guardé en una caja para que se tranquilizara y descansara durante la noche. Por la mañana lo he liberado, y aunque me ha entristecido ver que tenía una calva en la cabeza después de tantos golpetazos, ha sido una alegría ver como volaba con decisión hasta el cerezo del jardín.
Creo que se trataba de un Carricero común, Acrocephalus scirpaceus, aunque tengo algunas dudas porque en las guías aparece con una marca clara en el ojo, y éste era totalmente liso. También estaba algo alejado de los juncos y carrizos propios de su hábitat, pero como es migrador probablemente estuviera despistado.
Abajo os dejo un vídeo y una captura de pantalla de mi guía de aves:
El pasado 30 de septiembre di mi tradicional charla de pájaros en el Club Vasco de Camping, durante las jornadas ornitológicas que se organizan para conmemorar el Día de las Aves. La titulé "El hombre y el pájaro" inspirándome en la obra de Félix Rodríguez de la Fuente, "El hombre y la Tierra" y me dediqué a contar anécdotas que he vivido con los pájaros. He tardado un poco en tener el vídeo listo, pero por fin lo he terminado. Espero que sea de vuestro agrado:
Hace un año llegaron a casa una pareja de Agapornis personatus en una jaula enorme en la que cabría yo sin agacharme demasiado: era el regalo de primera Comunión para Patricia. Más tarde alguien nos regaló un par de ruidosos e incallables periquitos. Y otro alguien apareció con una carolina que encontró en su gallinero y que no podía volar. Hace unos días murió la hembra agapornis y nos dejamos un fajo de billetes en la pajarería para sustituirla. Pues bien, resulta que el sustituto nos salió muy espabilado y ayer se las apañó para abrir la puerta cuando la jaula estaba en el balcón. Y nada, los cinco pájaros se fueron volando felices, al parecer sin billete de vuelta. En cuanto nos dimos cuenta salimos corriendo a la calle con los prismáticos, un reclamo y un cazamariposas. Logramos ver a la carolina y a uno de los agapornis echando unos vuelos muy decididos sobre los tejados de las casas. Su estancia en una jaula tan amplia les ha permitido tonificar bien los músculos, así que no va ser fácil darles caza. Si se aclimatan bien a los jardines del barrio nos habremos convertido en cómplices de la invasión de especies exóticas de nuestro entorno.
Según un breve artículo que acaba de aparecer en New Scientist, ciertos pájaros utilizan colillas de cigarrillos para combatir los parásitos del nido. En un estudio llevado a cabo en la Universidad Nacional Autónoma de México, al comienzo de la puesta de los huevos se reemplazó el recubrimiento natural interno de 32 nidos de camachuelo mexicano por un fieltro artificial libre de parásitos. A continuación se añadieron garrapatas vivas a 10 de los nidos, garrapatas muertas a otros 10 y se dejó sin infectar a los 12 restantes. El resultado fue que los pájaros adultos añadieron colillas en mucha mayor cantidad a los nidos infectados, y especialmente a los nidos con garrapatas vivas, a los que aportaron un 40% más de material que a los que contenían garrapatas muertas.
Parece ser que los efectos perjudiciales de la nicotina sobre los polluelos son preferibles a los daños que podrían producir los parásitos.
Casi todos los años por estas fechas nos visitan en Plaiaundi las Águilas pescadoras, Pandion haliaetus. No crían aquí, ni pasan el invierno. Sólo hacen escala en su viaje migratorio. Y si tenemos suerte, las podemos ver lanzarse al agua con las patas por delante para sacar un pez enorme. Luego se lo llevan, colocado con la cabeza mirando al frente para minimizar la resistencia del aire, y finalmente se lo comen con tranquilidad en un posadero. Hace unas semanas pude grabar a éstas bajo la lluvia, para que veáis que el mal tiempo no es excusa para quedarse en casa:
Hace años tuve mi primer contacto con una paloma mensajera. Llegó agotada a mi colegio y tras una noche de reposo y tranquilidad retomó su camino. Por eso este verano pensé que iba a ocurrir lo mismo cuando el 2 de julio llegó otra paloma mensajera al balcón de casa. A parte del precioso y bien cuidado plumaje, y el bultito de la base de pico en el que, según tengo entendido, reside su órgano de orientación, lo que nos llamó la atención enseguida fueron las anillas. Así que le dejamos comida para que repusiera fuerzas con la esperanza de que nos abandonara al día siguiente. Pero dos semanas después se había acomodado no sólo a nuestro balcón, sino a las ventanas y balcones de los vecinos también, dejando pruebas de su presencia en todas partes. Así que había que echarla. Por las anillas averiguamos que provenía de Holanda (NL, Netherlands) y que era específicamente una paloma de carreras (por la anilla negra). Me puse a buscar en internet hasta que di con una asociación de colombófilos holandesa. Intercambiamos unos mails y me dieron las señas del dueño: la dirección postal y un teléfono. Llamé y tuve que dejar un mensaje (en inglés), pues saltaba un contestador automático (en holandés). Y nada, nadie devolvía la llamada, ¿Sería por el idioma?. El caso es que la paloma seguía ahí, repartiendo caquitas entre el vecindario. Hasta en cuatro ocasiones intenté capturarla con una red, pero ni el susto la echaba. Finalmente se metió en la jaula del conejo (otro día os tendré que contar qué hace un conejo en mi balcón) y Mónica, con un hábil movimiento de escoba le tapó la salida.
- ¡Ya está! ¡Le damos unas vueltas en coche para que se maree y la soltamos lejos!
Está visto que nos mareamos más toda la familia que la paloma, pues volvió de nuevo a nuestro balcón. Y a la jaula del conejo, capturada de nuevo y regalada a un colombófilo local, a condición de que no volviera a soltarla. Qué aventura. En las fotos podéis ver de dónde vino y más abajo tenéis un vídeo-resumen de todo lo que os he contado.
Me he tomado la libertad de traducir este artículo de la sociedad americana de ornitología Audubon porque me parece muy interesante para todos los pajareros a los que nos tienta a menudo la utilización de grabaciones de cantos:
La proliferación de aplicaciones de "pajareo" (birding), que reproducen en canto de las aves con tan solo un toque de la pantalla, ha resultado maravillosa para atraer a nuevos pajareros al hobby. Pero estas aplicaciones también han hecho aumentar exponencialmente una práctica muy controvertida: la utilización de los cantos para atraer a los pájaros y que se dejen ver. La reproducción de sonidos es una de las herramientas más potentes para el observador de aves en el campo. Despertará la curiosidad de cualquier especie en cualquier momento del año, pero funcionará mejor con especies territoriales durante la época de cría. Pájaros que en otras circunstancias serían demasiado tímidos para salir al descubierto pueden ser atraídos por el sonido de un posible rival. Si esta práctica tiene un efecto significativo en las aves no está tan claro. En esencia, el pajareo molesta a las aves. Cualquier cosa que hagamos tiene un impacto sobre ellas. Pero en algunos casos la reproducción de llamadas y cantos puede ser menos perturbadora que otros métodos de atraer a las aves, a veces menos incluso que sentarse en silencio y esperar a que el pájaro aparezca. Los partidarios de esta práctica aseguran que se reduce la necesidad de entrar físicamente interfiriendo en el hábitat y, además, tiene como objetivo a una única especie. Por supuesto, otros argumentan que se causa un estrés antinatural en las aves, y que hay por lo menos un estudio que demuestra que puede ocasionar que un macho pierda su estatus ante sus rivales y su pareja. Los investigadores en general coinciden en que los efectos de la reproducción de sonidos no son muy conocidos. De la misma manera que en otras técnicas de pajareo, se requiere especial cuidado y destreza. Hay que ser consciente y sensible a los hábitos y comportamientos que se quiere provocar. Cuando uses sonido en el campo, esto es lo que NO debes hacer:
El prototipo de mal uso es aquél que va por ahí con el dispositivo reproduciendo el sonido constantemente y a muy alto volumen, o el fotógrafo que enciende su dispositivo en modo continuo y espera a que el pájaro aparezca volando. Esto es ineficaz, innecesario y el tipo de práctica que con mayor probabilidad dañará a las aves y molestará a otros observadores.
La reproducción de sonidos y cantos está prohibida en muchos parques y reservas naturales. También es ilegal molestar a especies en peligro o amenazadas. Respetea las reglas.
Cualquier impacto negativo que la reproducción de sonidos pueda tener en las aves será mucho mayor en los lugares a los que acuden más observadores. Evita totalmente utilizarlo en estos lugares.
Y aquí tienes cómo hacerlo con responsabilidad y efectividad:
Estudia cuidadosamente tu área de trabajo. Si ya has oído o visto al pájaro, considera esos lugares cuando decidas dónde reproducir audio. Tienes que estar en el territorio, o muy cerca, para conseguir una respuesta útil.
Elige el sitio y monta el escenario. Deberías reproducir el sonido desde un lugar que ofrezca al pájaro una aproximación cómoda a través de su hábitat, con espacios abiertos, márgenes y perchas salientes en las que se deje ver.
Pregunta a tus colegas de afición si alguien tiene alguna objeción a que uses sonidos. Si no la hay, anuncia al grupo cuando empieces (con calma, diciendo "reproduciendo") y mantén el dispositivo por encima de tu cabeza para que todos puedan ver enseguida de dónde viene el sonido.
Empieza dándole al play bajo y durante unos pocos segundos (por ejemplo, dos o tres cantos). Deberías empezar con un volumen más bajo que el que te imagines que el pájaro va a producir. Entonces para, observa y escucha.
Si no hay respuesta, inténtalo de nuevo con fragmentos de cantos muy cortos, incluso parando a mitad de un canto normal, con el fin de provocar que el pájaro salga al descubierto sin que suponga un reto importante para su autoestima.
Si no hay respuesta evidente tras 30 ó 60 segundos, pon otros 15 ó 30 segundos de sonido. Recuerda que el pájaro puede reaccionar acercándose silenciosamente, así que observa la vegetación cuidadosamente en todas direcciones, y atiende también a una posible respuesta de otros machos colindantes.
Si todavía no detectas ninguna respuesta, dale al play de nuevo, observa, espera y repite. Pero no mantengas esta actividad más allá de cinco minutos y resiste la tentación de acabar con una prolongada y sonora reproducción del canto.
Espera y repite todo el proceso después de 10-30 minutos. Muchos pájaros permanecerán en silencio inmediatamente después de oír la grabación y empezarán a cantar vigorosamente minutos más tarde. Y es posible que machos de otros territorios hagan lo mismo.
Una excursión muy recomendable para toda la familia, si no estáis muy lejos de Vitoria, son los humedales alaveses. El pasado jueves visité con un amigo sevillano el parque ornitológico de Mendixur y el parque de Salburua. El primero resultó ser somormujilandia; en la vida había visto semejante cantidad de Somormujos lavancos, Podiceps cristatus. No los conté, pero eran bastantes decenas, fácilmente superarían el centenar. Y lo mejor de todo es que pudimos presenciar cómo algunos adultos alimentaban a sus pollos pese al acoso de las gaviotas, como os muestro en el vídeo de más abajo.
Salburua, además de rutas y observatorios como los de Mendixur, cuenta con un centro de interpretación de la naturaleza, con exposiciones y actividades para niños. Y no son aves todo lo que reluce: a parte de las garzas imperiales, martines pescadores, martinetes, patos colorados y zampullines... también hay ciervos que se dejan ver a distancias muy cortas.
A continuación os dejo algunas fotos, el vídeo del somormujo y mapas de cómo llegar a estos parques:
Quién lo iba a decir, ¿verdad? La población del más común, conocido y astuto de los pajarillos urbanos descendiendo año tras año. Parece que las causas, entre otras, son la falta de agujeros para hacer el nido y la escasez de comida, ya que las ciudades están cada vez más limpias y ordenadas. La noticia ha aparecido en un diario local, pero el declive del gorrión, Passer domesticus, es en toda Europa. No es una sorpresa que esta especie haya sido declarada "ave del año 2016". En fin, procuraré no enfadarme cada vez que sean ellos y no los carboneros, herrerillos y petirrojos, quienes acaben con el suministro del comedero que tengo instalado en el cole.
Es bastante fácil atraer a los pájaros con comida, especialmente en invierno, y así conseguir fotos espectaculares. Si además tenemos grandes dosis de paciencia es posible ganarse su confianza y vivir momentos inolvidables. Esta mañana he conocido en Plaiaundi a Roman Díaz, que se ha hecho muy buen amigo de petirrojos y carboneros:
Desde hace cinco años participo con una charla divulgativa en las Jornadas Ornitológicas organizadas por el Club Vasco de Camping para celebrar el Día de las Aves que convoca BirdLife. Este año, que he tenido un público muy numeroso (más de la mitad de los alumnos a los que doy clase) he hablado sobre diversos aspectos de la biología de las aves. Y ahora que ya tengo terminado el vídeo, lo comparto con todos los seguidores de Vida en Ebullición. También, como de costumbre, tenéis un álbum de fotos en la página de fans de Facebook.
Buscando otro vídeo entre los archivos de Erain he encontrado éste que hice con un grupo de alumnos de 2º de ESO en 2005, el año que empecé a trabajar como profesor. La pena es que las versiones en castellano y en euskera se han extraviado, sólo se conserva la inglesa. Se trata de un experimento de etología en el que queríamos comprobar la territorialidad de los petirrojos colocando un señuelo en el territorio de un individuo y reproduciendo el canto con un radio-cassette. ¿Tuvimos éxito? Habrá que ver el vídeo hasta el sorprendente final para averiguarlo:
Al año siguiente con este trabajo ganamos el segundo premio en un concurso: una cámara de fotos para el colegio, un pendrive de 1 GB y un diploma para el profesor y un diploma para cada alumno.
El Papamoscas Gris, Muscicapa striata, es una especie común aunque pasa bastante desapercibida por su pequeño tamaño y sus colores discretos. Caza insectos al vuelo, lanzándose desde su posadero y volviendo rápidamente a él. Hace una semana localicé a una pareja que estaba cazando y dando de comer a sus tres polluelos recién salidos del nido, todos en la misma rama. Cuando volví con la cámara ya se habían dispersado, pero como durante estos días siguen frecuentando el mismo posadero os he podido grabar este vídeo:
Este aviso que circula por las redes sociales asegura que los pájaros confunden los chicles que encuentran en el suelo con bolitas de pan, se atragantan con ellos y mueren de manera espantosa y cruel. Quizás la intención sea buena y se persiga civilizar a todos esos cochinos que echan basuras al suelo sin considerar las consecuencias, pero os puedo asegurar que el pajarillo de la foto no se ha muerto tragando chicle. ¿De qué ha muerto, entonces? Ni idea. El ave en cuestión es una golondrina, y las golondrinas se alimentan de pequeños insectos que cazan al vuelo. Es mucho más probable que se haya pegado un castañazo contra el parabrisas de un coche que no que se haya atragantado picoteando por el suelo. De todas maneras, tirar chicles y otros residuos al suelo está mal, no sólo porque pueda dañar a los animalitos y afear el entorno sino también porque es una tremenda falta de respeto a las demás personas que vivimos en la ciudad.
A muchos naturalistas nos encanta atraer a las aves con comederos para disfrutarlas con más comodidad y ayudarlas a sobrevivir a los rigores del invierno. Se recomienda que en primavera y verano ya no se les facilite alimento, ya que hay mayor disponibilidad de semillas, frutos e insectos, y así además se evita que se vuelvan dependientes. Sin embargo, esta ayuda que prestamos a nuestros animales favoritos puede causarles algunos problemas. En un artículo de la sociedad americana de ornitología Audubon titulado "To Feed, or Not to Feed" ("Alimentar o no alimentar") se nos explica que en los comederos se puede favorecer el contagio de enfermedades aviares como la conjuntivitis micoplasmática o la tricomoniasis, así como el traspaso de parásitos de un pájaro a otro. También puede alterar el comportamiento de algunas especies haciendo que dejen de migrar, con lo cual los ejemplares enfermizos que no sobrevivirían al viaje sí lo hacen y contagian sus enfermedades.
Para evitar estos inconvenientes hay que desinfectar bien los comederos después de cada estación. También es mejor tener varios comederos separados con un tipo de alimento cada uno, que uno sólo con todo mezclado, así las especies se separan también reduciendo el riesgo de contagios. Por otro lado hay que evitar que los restos queden apilados y con la lluvia formen un engrudo que puede convertirse en foco de infecciones.
Un estudio científico mucho más detallado puede leerse en un artículo de Ecology Letters.