Los días muy fríos hay pájaros que se vuelven más confiados y se acercan a las personas esperando conseguir algo de comida. Esta mañana, en Plaiaundi, este petirrojo ha decidido que el mejor sitio para cazar lombricillas era a dos palmos de mis pies, e incluso ha utilizado mi trípode como atalaya.
Más tarde, he visto a otros dos petirrojos en una valla. Uno le ha dirigido una breve melodía al otro, y sin duda ha debido ser interpretada como una amenaza terrible ya que el segundo pájaro ha huido precipitadamente en plan alas para qué os quiero. Los petirrojos son muy territoriales, especialmente en invierno, cuando los locales reciben de muy mala gana a los visitantes del norte europeo, así que las escaramuzas precedidas de cantos no son nada infrecuentes.
Muy chula esta foto Daniel, y también el vídeo del martín, que gracias a el, yo he llegado ha este precioso blog. Saludos desde Cantabria.
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Gracias, Germán, celebro que te hayan gustado tanto el blog como el vídeo.
EliminarUn abrazo desde Guipúzcoa