El pasado fin de semana del 26 y 27 de marzo fui invitado, por
ser finalista, a la XXI edición del Festival International du Film Animalier,
celebrado en Albert, al norte de Francia.
Albert es un pueblo de unos 12.000 habitantes, con una imponente
basílica, una preciosa estación de tren y un ayuntamiento espectacular. Tuve
ocasión de visitar varios monumentos a los caídos en la Primera Guerra Mundial
y me di cuenta de que, aunque haya pasado ya un siglo, la huella está todavía
reciente y profundamente marcada en el corazón de los habitantes de la región.
Durante el desarrollo del festival puse seriamente a prueba mis
conocimientos de francés y gracias a ello conocí a un buen número de
realizadores de documentales como Yves Lanceau y Nathalie Truchet, autores de la pequeña joya que aquí os dejo:
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