30/8/22

Cómo fabricar un dinosaurio

Cómo fabricar un dinosaurio
Rob Desalle y David Lindley
Alianza Editorial, 1999. ISBN 84-206-3969-9

El punto de partida de "Parque Jurásico", la famosa novela de Michael Crichton llevada al cine por Steven Spielberg, es la clonación de dinosaurios a partir de ADN encontrado en el interior de mosquitos que los habían picado y habían quedado fosilizados en ámbar. Luego esos dinosaurios se escapan, persiguen a los protagonistas, y bla, bla, bla... Dejando a un lado las espectaculares catástrofes cinematográficas, la idea es muy buena e inevitablemente nos plantea esta cuestión: ¿Se podría encontrar ADN de dinosaurio en mosquitos atrapados en ámbar y utilizarlo para tener de nuevo dinosaurios entre nosotros? 

En "Cómo fabricar un dinosaurio" los autores analizan todas las dificultades que presentaría tal proyecto y tratan de ofrecer alternativas para superarlas: encontrar los fósiles de la época correspondiente, obtener el ADN de dinosaurio sin que se mezcle con el ADN de mosquito o de cualquier otro organismo, completar los fragmentos dañados o perdidos, hallar el número de cromosomas correcto, encontrar una célula huevo adecuada para el desarrollo del embrión e incluso la recreación del hábitat y la obtención de alimento para los animales una vez hayan nacido.

Aunque desde que se publicó la edición en castellano en 1999 la biotecnología ha avanzado mucho, muchas de las técnicas que se nos explican se siguen utilizando en la actualidad, por ejemplo la famosa reacción en cadena de la polimerasa o PCR. La lectura se hace muy amena e interesante aunque a veces le cuesta mantener el equilibrio en el lenguaje científico: es posible que quienes tengan una buena base de conocimientos de genética molecular se aburran en algunos momentos y que los que no los tengan se pierdan. Aún así es una lectura veraniega muy recomendable, sobre todo por la reflexión final: ¿Podemos clonar dinosaurios? ¿Debemos hacerlo?

 

22/8/22

Mensaje en una botella



Tenía 13 años cuando elaboré y puse en práctica mi plan. Quería encontrar nuevas amistades con las que compartir mi afición a la naturaleza, así que, como nadie se había inventado internet todavía, escribí un mensaje, lo metí en una botella de cristal con tapón de corcho y lo lancé al mar, en la playa de Palamós (Girona). Tan solo tres años después, concretamente el 9 de marzo de 1.990, recibí una carta desde Alemania, la cual incluía una fotocopia del mensaje original. Recientemente la he encontrado en el baúl de los recuerdos y me ha parecido una anécdota graciosa para comentar en el blog. Creo recordar que respondí aquella carta pero no recibí más respuestas. Aunque, visto lo visto, no pierdo la esperanza.



El mensaje original que escribí yo


La respuesta que recibí desde Alemania, tres años después

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