Posiblemente cualquier otro profesor hubiese optado por guisarla.
Por eso los alumnos que encontraron una hermosa paloma mensajera, como la de la
foto de Wikipedia, que no podía volar, me la trajeron a mí. No estaba herida,
sino agotada de viajar. En estos casos basta con alimentarla con un poco de pan
y arroz para que recupere fuerzas y soltarla para que ella misma vuelva a casa.
Pero por la tarde tenía que irme a Bilbao a una reunión de profesores sobre la
selectividad y me olvidé por completo del pobre animal, guardado en una caja en
secretaría. Así que fue Ana, la secretaria, quien hizo las gestiones para
salvarla.
Hace 1 año
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