El pasado fin de semana asistí al VII Congreso Vasco de Familias Numerosas, organizado por Hirukide, que este año llevaba el título "Hacen falta más". El contenido de todas las ponencias daba vueltas a la misma idea: el problema demográfico y políticas sobre la familia.
Desde los años 70 en nuestro país, en Europa y en todos los países ricos los índices de natalidad están cada vez más bajos, incluso por debajo de lo necesario para el relevo generacional. Algunas consecuencias son evidentes y otras no tanto. Si nacen menos personas de las que mueren, el tamaño de la población disminuye. Pero si además la esperanza de vida aumenta, la población envejece. Cada vez hay más ancianos y menos jóvenes. Las políticas, campañas y ayudas económicas ejemplares de Alemania, Francia o Suecia son insuficientes: la gente sigue sin querer tener hijos. La inmigración, aunque frena el envejecimiento, también es insuficiente. Estamos a pocos años de que la mitad del censo electoral sea mayor de sesenta años, por lo que el tema de las pensiones será un arma electoral cada vez más poderosa. Habrá que aumentar los impuestos de la gente joven para mantener esas pensiones. ¿Será sostenible por mucho tiempo? Nadie lo sabe con certeza, pero lo seguro es que cuando el sistema haga ¡pof! sólo los ancianos que hayan tenido hijos podrán estar tranquilos. Está claro, dicen los expertos, que la verdadera solución al problema demográfico es que la población tenga hijos. Todo lo demás son parches.
Podéis obtener más información en la web de la Fundación Renacimiento Demográfico, que presenta textos y gráficas muy claras. Pero no perdáis mucho tiempo y llamad rápido a la cigüeña. ¡Es urgente!
No hay comentarios:
Publicar un comentario