Alerre es un pueblo chiquito en medio de la comarca
Hoya de Huesca, a sólo 4 kilómetros de la capital. Allí viven buena parte de
mis parientes oscenses, razón por la que desde antes, incluso, de tener uso de
razón, he pasado muchas vacaciones allí. Recuerdo haber capturado infinidad de
ranas y lagartijas cuando era niño, y de haber sido despertado de madrugada por
las ovejas cuando eran sacadas de sus corrales y llevadas a pastar. Ahora ya no
hay ovejas dentro del pueblo pero el carácter amable y hospitalario de los
habitantes es el mismo. Además, nos queda a mitad de camino entre Hendaya y
Girona. Por eso es el punto de encuentro ideal para que mis hijas disfruten de
sus abuelos. Hemos pasado todos juntos un par de semanas en Casa Miranda, una
casa rural justo al lado del ayuntamiento. Y la naturaleza que rodea Alerre es
simplemente abrumadora. Ya os iré contando por fascículos el jugo que le he
podido sacar a estos 15 días.
Fachada de Casa Miranda, con "inquilino"
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